jueves, 25 de octubre de 2007

Noches frías.

Las tinieblas de mis entrañas permanecen aún cuando lucho por diluirlas con haces luminosos de timido candor humano. Día tras día. Noche a noche vuelven a ganarme, sin que nada logre disiparlas. Si pudiera vencer una sola vez ésta eterna agonía que me consume por dentro; ésta amarga certidumbre que se solidifica en el transcurrir del tiempo perecedero; no dudaría en confiar de nuevo, en sentir y en soñar. Y en amar. Ya no tendría miedo. Sólo luz en mi penumbra.

No hay comentarios: