jueves, 24 de abril de 2008

Camino.

Camino. Un paso tras otro. Voy despacio pero no aminoro el ritmo. Y sigo caminando. Por las noches descanso.
A veces siento sed o hambre y paro un poco; pero soy consciente de seguir caminando. En mi mente se dibuja un sendero hacia alguna parte. Y siempre lo sigo. Tengo confianza; se qué es correcto y qué no, y eso me basta.
Algunos carteles son engañosos, pero he dejado de leerlos. Distraen mi atención. Si me equivoco retrocedo al punto anterior y vuelvo a empezar. Sólo mi intuición me sirve de guía.
Tengo los pies descalzos, pero mis heridas ya dejaron de sangrar hace tiempo. Quedan algunas cicatrices y callos, pero no duelen.
En ocasiones llueve y siento frío; pero sé que más tarde o más temprano saldrá el sol y secará mis ropas.
Si en algún cruce nuestros ojos se encuentran, quizá podamos caminar juntos y hacernos compañía.
No existe el final del camino; por eso debo seguir caminando.